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EL GRAN RÍO DEL SUR

ASÍ ES LLAMADO ESTE BELLÍSIMO CURSO DE AGUA QUE ATRAVIESA EL BAJO ALENTEJO

......y que tiene, en Serpa, rincones auténticamente extraordinarios.

 

Venga a recorrerlo en piragua, a descubrir los encantadores paisajes de sus orillas, a conocer los molinos centenarios y a maravillarse con la serenidad de estos lugares.

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EN PIRAGUA POR EL GUADIANA

 

Este recorrido se desarrolla a lo largo de 16,5 km, en un tramo extraordinario del Guadiana situado río arriba del famoso Pulo do Lobo, con aguas bastante más tranquilas, pero rincones igualmente sorprendentes. 

Las aguas serenas de gran parte del trayecto permiten, con tiempo, apreciar la paz y tranquilidad de estos parajes y admirar los bellos paisajes de montado que se avistan, o alguna especie de la rica fauna que por aquí se ve.

El recorrido es tranquilo y fluido, y gran parte de él cuenta con aguas serenas, salvo algunos pequeños rápidos que se localizan sobre todo en las represas de las Azenhas (molinos de agua) y que aportan emoción a la ruta. Las dificultades se sitúan como máximo en el nivel 2, por lo que el recorrido es adecuado para participantes sin experiencia.

Para que pueda disfrutar de toda la experiencia, sugerimos la realización en 3 tramos y con esta secuencia:
A - 6km » Moinhos Velhos a Ponte de Serpa (IP8).
B - 4km » Ponte de Serpa (IP8) - Moinho da Amendoeira.
C - 6,5km » Moinho da Amendoeira - Azenha da Ordem.

A lo largo de estos tramos existen algunos lugares con grado de dificultad 2, que requieren una mayor atención. Consulte el folleto que contiene toda la información necesaria para una buena práctica, concretamente: trayecto detallado, recomendaciones, accesibilidad y contactos.

En cada uno de estos tramos hay un molino de agua digno de ser observado detenidamente. Aproveche para descansar e intentar imaginar cómo serían estos magníficos artefactos cuando se encontraban en funcionamiento.

LOS MOLINOS DE AGUA

CENTENARIOS DEL GUADIANA

 

«Azenhas» son los antiguos molinos sumergibles del Guadiana. Su construcción sólida y robusta estaba ajustada al régimen torrencial de aluviones que el río tenía y que ahora, con la construcción del embalse de Alqueva, ya no se sienten. 

En un inventario reciente se identificaron, entre el arroyo de Caia y Mértola, más de 200 molinos en el río, afluentes y subafluentes, número que expresa bien la importancia de la molienda en esta región. En sus mecanismos, movidos por fuerza hidráulica, se molía gran parte del cereal producido en las amplias llanuras alentejanas.

 

La molienda era asegurada en estos molinos pero, también, en molinos de orilla y de viento, que funcionaban en complementariedad (en las épocas de crecidas del río, los molinos de agua no funcionaban) para que no faltase la harina durante todo el año. Su aparición en el Guadiana se remonta al siglo XIII, pero no fue hasta el siglo XVII cuando se instaló la mayoría de ellos, para hacer frente a las necesidades de una población en crecimiento.

Fueron propiedad de la corona, de la alta nobleza y del clero y, posteriormente, de labradores, molineros y mozos harineros (hombres que transportaban la harina desde y hasta los molinos).

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© Vasco Neves

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SU INGENIOSO FUNCIONAMIENTO

 

Su morfología y robustez era la ideal para hacer frente a los bruscos y acentuados aumentos de volumen y fuerza de los caudales. La estructura abombada era la más indicada para resistir a la violencia de las aguas y a la inmersión durante largos periodos de tiempo.

Cada molino tenía una represa asociada, una pequeña presa que tenía la función de retener el agua y canalizarla hasta las turbinas localizadas en la base del molino. Estas turbinas se movían con la fuerza del agua y transmitían la energía motriz hacia el interior del molino, concretamente al eje que estaba ligado al sistema de muelas o piedras.

La compuerta regulaba el flujo de agua que movía la turbina y su mayor o menor volumen determinaba las rotaciones que eran transmitidas al sistema de molido. 

A cada compuerta le correspondía un sistema formado por dos muelas o piedras, una fija, llamada solera, y otra móvil, llamada corredera.

© Vasco Neves

Existían diferentes conjuntos de muelas para diferentes cereales. Las muelas de caliza estaban destinadas al grano de trigo y producían una harina más blanca, adecuada a la producción de pan. Para el maíz servían las piedras de granito que producían harina más granulada utilizada en la producción de alimento para los animales. 


A partir de los años 30 del siglo pasado, estos molinos entraron en decadencia y en los años 60 sucumbieron, y fueron sustituidos por las más eficientes fábricas de molienda.

Actualmente son testimonios de ese modo de vida tradicional, en el que tuvieron un gran destaque en esta región. Imaginar cómo sería el bullicio de estos lugares cuando estaban en funcionamiento, o intentar entender cómo sería el día a día del molinero, son buenos ejercicios de recreación. Si logra hablar con alguien conocedor de la actividad o familiares de antiguos molineros tendrá una experiencia que, sin duda, no olvidará.

DESCUBRA EL GUADIANA EN PIRAGUA

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