© Nicola Di Nunzio
DÓNDE COMER
CALIDAD, REFINAMIENTO Y ESMERO
En Serpa y en las feligresías del concejo, la cocina concentra su calidad en el refinamiento y esmero de la confección. Tiene como base fundamental el pan excelente que acompaña, en sabrosa sintonía, a la carne de cordero y de cerdo, así como a especies cinegéticas, como el conejo, la liebre, la perdiz y el jabalí. A todo se junta una gama cuidadosa de condimentos: el aceite de oliva, la manteca de cerdo y las hierbas aromáticas, el perejil, la hierbabuena, el cilantro, el poleo, el poleo de hoja estrecha o el orégano, entre otros.
De esta aparente simplicidad de medios, resultan los platos tradicionales de la región como las migas, la "açorda", el "borrego a la pastor", las "lavadas" (sopa fría de tomate pisado), el "gazpacho" (aquí llamado "vinagrada"), las "masmarras" (papa caliente de pan y ajo), los "garbanzos con ajo y laurel", la "surra-burra" (en la época de la matanza del cerdo) o las "calderetas de pescado de río".
También hay que destacar dos productos naturales de creación espontánea e inusual paladar: los espárragos, que se pueden recoger en los olivares de la llanura, y las setas recogidas en la zona silvestre de la sierra.
Como postre, Serpa le ofrece fruta y dulces. Entre la fruta cabe destacar el melón, de notable sabor, debido a la generosidad del suelo y a las condiciones del clima. Y entre los dulces, la tarta de requesón.
Para componer la carta de delicias no podemos olvidar los buenos vinos locales, entre los que se distinguen los tintos, con cuerpo, de color oscuro y gusto suave, premiados a nivel nacional.
Está así formado el cuadro que puede llevar al visitante a disfrutar del placer de comer bien, acto de cultura que aquí se dignifica por medio de la originalidad de la confección y la calidad de los productos.
Para tal, en la sede del concejo y en sus feligresías, los restaurantes existentes pueden conducir al descubrimiento de ejemplos que ennoblecen la auténtica cocina alentejana.